¿Qué significa ser de Cristo realmente?

“Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias” (Gálatas 5:24). 

Tanto engaño religioso hoy en día, hace cada vez más difícil, al alma, comprender qué es ser de Cristo… Predicaciones meramente emocionales y carentes de contenido bíblico, hacen creer a muchos que son de Cristo, cuando en realidad no lo son.

¿Cómo saberlo en verdad? Algunos creen que son de Cristo porque: Concurren asiduamente a una iglesia… Están involucrados en actividades de la iglesia y colaboran con muchas tareas… Cantan y alaban, con gran emoción, conmoviéndose hasta las lágrimas… Porque fueron bautizados en agua… Porque han pasado una experiencia emocional que los impactó… Porque sus padres son cristianos… Porque tienen abierta la biblia en el  salmo 91… en fin, la lista podría ser interminable.

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Pero preguntarás: ¿Qué significa ser de Cristo realmente? Ser propiedad de Cristo, es haber aceptado ser comprado por Él, es decir, haber creído con fe, que la obra efectuada en la cruz, es un acto de redención, que nos salvó de la condenación eterna. Aquel pecador arrepentido, Dios le hace su hijo, dándole el sello de propiedad del Espíritu Santo, en su corazón:

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”. (Efesios 1:13,14).

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No es cualquier sello producto de la determinación humana, o de la emoción del momento. Es nada menos que el sello del Espíritu Santo, un sello de carácter permanente, que imprime una nueva vida, en aquel corazón que estaba muerto en la concupiscencia del pecado. Los que tienen este sello, nos dice la Biblia, han crucificado su carne, es decir, todos aquellos pecados que antes tanto le deleitaba, ahora ya no hay mas placer en ellos, ya que la santidad de Cristo palpita en este nuevo corazón. Estos han tenido la victoria de crucificar su carne, junto con los vicios del pecado. Antes el pecado les oprimía como cadenas de las que no se podían soltar, pero ahora, Cristo ha hecho posible su libertad, gracias al ¡triunfo de la cruz!.

Amado peregrino, ¿Eres o no de Cristo? ¿Haz crucificado tus pecados? ¿Los haz llevado a la cruz para hacerlos morir? ¿Quieres ser de Cristo, sin dejar el alcohol, el tabaco, o cualquier otro vicio? ¿Quieres ser de Cristo, sin renunciar a una vida promiscua o de adulterio? ¿Quieres ser de Cristo, sin dejar de ser violento e iracundo? ¿Quieres ser Cristo sin dejar de amar a este mundo y su pecado? ¡IMPOSIBLE! ¡Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus afectos y concupiscencias! Puedes engañarte a ti mismo, pero no a Dios.

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¿Será hoy el día de la verdadera crucifixión interior, de tus pecados? Si es así… ¡SERAS DE CRISTO! Puedes hacer esta pequeña oración conmigo: ‘Señor, perdona todos mis pecados, reconozco mi maldad y mi desobediencia. No quiero seguir siendo el mismo pecador, acéptame como tu hijo; lávame con tu sangre derramada en la cruz; quiero obedecerte y serte fiel hasta el fin de mis días, amén’.

Los que aceptan a Jesús como su Salvador personal son llamados hijos de Dios, “En el mundo estaba (Jesús), y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:10-13).

Nunca olvides que “…el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor á los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2Timoteo 2:19). Si quieres seguir Jesús debes obedecerle y serle fiel hasta el final. Recuerda que una vida agradable a Dios de acuerdo a su Palabra bendita, es la que te conduce a la eternidad con tu Salvador. Dios te bendiga y te guarde.

 

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