Vale la pena ir en contra de la corriente

Vale la pena ir en contra de la corriente

Cuando vemos a un ejército lo identificamos por su uniforme e insignias, sabemos que estamos frente a un futbolista por sus medias y guayos, inclusive si observamos a alguien con taches, vestido de negro y cresta nos atreveríamos a afirmar que es un punkero, pero… si analizamos la iglesia moderna ¿que vemos?

Jesucristo comparó a los seres humanos con árboles y nos dio a entender que así como un árbol de naranjas no puede dar peras, cada hombre exterioriza lo que hay en su corazón. Dios ha sido reiterativo en demandar a su pueblo tanto del antiguo como del nuevo testamento que no se mezcle con el mundo, que no acepte las costumbres extranjeras, que no unan lo santo con lo profano. Por eso los inconversos tienen todo el derecho a exigir que el cristiano sea diferente, y ante esto, la iglesia no tiene justificación alguna para no vivir la palabra de Dios.

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En algún momento el mundo comenzó a ser atractivo y fuente de inspiración para la iglesia; pero tu no te permitas vivir al límite y en las fronteras de la apostasía (negación, renuncia o traición a la fe), instala tu tienda lo más lejos posible de los deseos y aspiraciones terrenales y la vanagloria de la vida; seria bueno hacernos la idea de que ser cristiano es sinónimo de ser un extraterrestre, no debemos avergonzarnos de que nuestros pensamientos e ideales sean diferentes a los que han sido trazados por los terrícolas, porque la verdad es que nuestro ADN ha sido cambiado al recibir a Cristo como salvador; nuestra ciudadanía está en el cielo, por tanto, caminemos en esta tierra como advenedizos (extranjero o desconocido que se introduce en un ambiente social o profesional para el que no reúne las condiciones adecuadas); la gente debe saber, que le perteneces a Cristo de la misma manera como identifica a una persona de otra nacionalidad que ve en la calle: nuestra forma de vivir, hablar, de ver la vida, y hasta de vestir, tiene que delatarnos en medio de la multitud. Cuando el mundo mire a la Iglesia, no puede confundirse al pensar si es de su mismo equipo o no, le tiene que quedar claro que hay una diferencia.

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Un cristiano no puede preocuparse por agradar a alguien más que no sea a Dios, tal actitud ha generado un cristianismo de deseable apariencia pero corto en esencia, tristemente hoy en día hay muchos miembros de iglesia y pocos creyentes de Cristo, por tanto, recordemos el mandato del Señor que nos insta a no amar al mundo ni a las cosas que están en él (1 Jn. 2:15), tengamos presente que el hacer amistad con el mundo nos constituye en enemigos de Dios (Stg. 4:4).

Vale la pena ir en contra de la corriente, retén firmemente la identidad en Cristo que haz recibido y recuerda en este día que el Señor pensando en ti oró al Padre durante sus últimos días en la tierra diciendo así: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn. 17:14).

 

 

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