¿Es necesario ver a Dios para creer en Él?

Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (Romanos 8:24,25).

¡Ver para creer! Esta frase es utilizada casi siempre para autojustificar nuestra propia incredulidad. Muchos no creen en Dios, porque dicen: ‘Si no lo veo… no creo’. Pero la pregunta es: ¿Es necesario ver a Dios para creer en Él?

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La Biblia nos relata en el libro de Génesis que Adán y Eva hablaban con Dios en el jardín del Edén, como con cualquier persona, tenían una viva comunión con su Creador, con el cual se encontraban diariamente. No obstante, desobedecieron a Dios, comiendo aquel fruto prohibido, por tentación de la serpiente, quien les dijo que ‘Serían abiertos sus ojos’ (Génesis 3:5) “y serían… como dioses sabiendo el bien y el mal”. El resultado de esa desobediencia fue que “no pudieron ver más a Dios”, fueron expulsados del jardín del Edén.

Y de hecho, toda su descendencia (o sea nosotros) tampoco pudieron ver más a Dios con los ojos físicos. Por eso Dios propone al hombre una ‘salvación no por vista sino por fe’. ¿Y que es la fe? “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:1-4).

¿Cómo se puede demostrar algo que no se ve? La respuesta está en la clásica figura del viento, al cual no vemos, pero sentimos y apreciamos su fuerza, sobre todo cuando este es muy impetuoso y empieza a agitar las cosas que nos rodean (el polvo de la tierra, las hojas de los árboles etc.). De esa misma manera es Dios. Quizás no lo podemos ver, pero sí lo podemos sentir, en los más profundo de nuestro corazón.

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¿Aún no crees en Dios porque nadie te lo mostró? Un huracán de revelación de Dios ha pasado por esta humanidad, ¿y tú aún dudas? “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:19).

‘Ver para creer…’ ¿Crees que es una frase de ciencia? ‘Ver para creer…’ ¿Crees que es una excusa para ignorar a Dios y no dar cuenta de tus actos? Amado peregrino, te invito a ver la revelación plena de Dios al enviar a su Hijo Jesucristo a este mundo. El viento de Dios sopló hace casi 2000 años y sigue moviéndose hoy. ¡El Dios invisible se hizo visible a través de Cristo, y se manifestó! ¿Ver para creer? El Hijo de Dios bajó del cielo, “…para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16), murió en la cruz por tus pecados, y resucitó para que tú lo veas. “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1Corintios 15: 20-23).

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Si persistes en el mismo pensamiento incrédulo de ‘Ver para creer’, no es otra cosa que escuchar la misma voz perversa que engañó a los padres de la humanidad en el Edén diciendo “serán abiertos vuestros ojos”, y luego al ‘creer en esa voz’ fuimos condenados a un estado de ‘ceguera espiritual’. Que ironía que Satanás quien engañó a los hombres, para que no vieran más a Dios, ahora inste a esta humanidad, a que tiene que ‘ver para creer’.

Amado peregrino, ¡Tienes una oportunidad para ver y creer! Ve a Cristo y míralo, “…el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2-3), y ¡vivirá tu corazón! “…Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan 20:29). Adelante, ‘cree tan solamente’ y se cumplirá lo que sueñas.

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