Necesitamos el refuerzo de Dios en medio de un mundo convulsionado

necesitamos la ayuda de Dios

“No es con ejercito, ni con espada, sino con mi Espíritu dice Jehová” (Zacarías 4:6). El Espíritu de Dios nos permite llegar más lejos de lo que nosotros podríamos pensar que fuera posible en nuestras vidas.

El hombre contemporáneo enfrenta grandes retos, proyectos muy significativos que son propios de nuestra época. Los cristianos también enfrentamos retos y obras que suelen ser en ocasiones cargas muy pesadas, que nos hacen sentir incapaces e insuficientes. Pero a diferencia de los que no confían en Dios, podemos contar con el refuerzo que viene del Altísimo.

Los avances tecnológicos han reducido el empleo del esfuerzo humano, muchas cosas se han resuelto, la distancia ya no es un obstáculo y ya se ha conquistado el espacio. Todo esto contribuye a que el hombre que no conoce a Dios, piense que es dueño de todo. Sin embargo toda esta tecnología no ha podido resolver los problemas más agobiantes del ser humano: las enfermedades y la muerte.


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Esto demuestra que Dios sigue y seguirá siendo el dueño del universo. Cada vez que el hombre se encuentra en una situación difícil cualquiera que sea, siempre se le escucha invocar el nombre del Señor. Es ahí donde se necesita el refuerzo de Dios.

Al observar el mundo, los adelantos alcanzados y advertir sus límites tenemos mayor razón para creer y confiar en Dios. Los que dudan de la existencia del Creador creen que los logros son razones importantes para no creer en Jesucristo y la obra de Dios; y colocan su confianza en otros hombres como ellos. Nos ha tocado vivir en un mundo convulsionado, materialista, humanista e incrédulo. A medida que siga creciendo el conocimiento humano nosotros tenemos que seguir indagando la voluntad de Dios para enfrentarnos con valentía a estos nuevos retos.

El apóstol Pablo nos describe la calidad de vida de estos tiempos y cómo serán los hombres de este siglo: “También debes saber esto; que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios” (2Timoteo 3:1-4).

Vivir en estos tiempos sin ser parte del montón es todo un reto. Esto es posible porque nosotros no estamos siguiendo el modelo del mundo. Lo que antes eran normas importantes de la sociedad, en la actualidad no valen nada. Vivir en este mundo para los que quieren obedecer a Dios implica revestirse del refuerzo del cielo. Es grande y difícil el contexto actual del mundo. Al vivir de forma diferente a este modelo, es decir con otro estilo de vida a lo que ellos viven, enfrentaremos persecución.

La persecución empezará en casa. No son los enemigos de afuera los que nos van a perseguir, sino los que están más cerca de nosotros. El mundo va a seguir de mal en peor, pero el cristiano tiene que ir cada vez más fuerte en Dios, dependiendo de él. Este mundo pasa, nuestro Dios permanece. Las cosas de este mundo fracasan, nuestro Dios vence. Es por eso que tenemos que seguir adelante, no dejarnos achicopalar por los problemas y salir a la conquista.

Amado peregrino, tenemos que hacer nuestras estas palabras, asumirlas como algo posible, algo realizable, y, sabes por qué, porque Dios nos da las fuerzas, Dios nos fortalece. Dios pelea por nosotros, combate a nuestros enemigos, quita los impedimentos, nos ayuda a superar los obstáculos y nos rejuvenece. Dios hace lo que nosotros no podemos hacer. ¿Qué pues, diremos a esto? Si Dios es con nosotros ¿Quién contra nosotros? (Romanos 8:31).


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Como las bellas palabras de Zacarías: ‘No es con ejercito… sino con el Espíritu de Dios’ que podemos salir vencedores.  Nuestro Dios nos ha prometido grandes cosas y nos ha capacitado con las herramientas necesarias para triunfar. El refuerzo se le da a alguien que está peleando y se encuentra débil. Pero resulta que en la lucha nuestra el refuerzo es la parte más importante de la guerra, porque no es lo que hago yo o lo que hace usted, es lo que hace Dios en la pelea por nosotros.

Si Dios pelea por nosotros, ¿quién nos vencerá? Si Dios nos da la victoria, ¿quién nos derrotará? Si Dios nos levanta, ¿quién nos atropellará? Amado peregrino solo confía en el Dios Todopoderoso, el te dará el apoyo que necesitas, él es nuestra seguridad y nuestra victoria. Adelante, esfuérzate y vencerás. El Señor te bendiga y te acompañe siempre.

 

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